Desde el comienzo del curso comenzamos a despedirnos muy despacito, casi sin que se notara. Es que sabíamos que iba a ser nuestro último año en este cole y lo íbamos a disfrutar.
Juntos pintamos el mundo de colores y jugamos a dibujar canciones, a cantar poesías y a escribir sentimientos. Jugamos y amasamos las formas de las cosas. Y por fin llegamos al día de la despedida.
Pero lo más importante, aprendimos a conocernos, a querernos y a respetarnos. Compartimos todos los tiempos: el tiempo de reír y el de llorar, el de jugar y el de trabajar, el de crecer y el de esperar... Inventamos cajitas para guardar esos momentos, cuerdas para atarlos, jaulas para encerrarlos. Pero el tiempo pasa igual y el reloj nos avisa que es hora de irse.
No queremos despedirnos sin decirles que hay un lugar donde el tiempo que compartimos no puede borrarse con un borrador. Es como una cajita de recuerdos que siempre está a nuestro alcance: algunos lo llaman corazón. Cada vez que quieran abrirla, bastará con acordarse de un día en Infantil y los recuerdos saldrán rápido desde adentro. Nos harán sonreír, nos harán soñar y nos mostrarán que realmente las despedidas no existen.
Queridas familias, ¡gracias por habernos confiado a sus tesoros más grandes: sus hijos!
Con todo nuestro cariño: Tina, Gladys y Natalia.